jueves, 19 de noviembre de 2009
¿Quién no ha oído hablar del “álamo del parque”? Todos, desde nuestra infancia hemos escuchado ese nombre y nos hemos sentado a su sombra donde las rabietas, las alegrías y, también porqué no decirlo, las penas se han ido convirtiendo en parte integrante de sus ramas y hojas.
Ha sido testigo de idas y venidas de miles y miles de castellariegos y castellariegas, de días de sol y lluvia, de tempestades y de verdes primaveras, de buenos tiempos y de no tan buenos.
Muchos ojos han levantado su mirada para observar con esplendor la longitud de sus ramas, el diámetro de su tronco y, también muchos los que se han regocijado en su sombra los días de más calor del año.
Hace unos días se tomó la difícil decisión de retirar el tronco, ya envejecido y sin fuerza, del lugar donde tantos años vio pasar la vida diaria castellariega. No fue una decisión fácil pero debemos reconocer que su hora había llegado.
A partir de ahora su lugar será ocupado por otro álamo, más joven y con una fuerte vitalidad, y a sus pies una placa de recuerdo para un álamo centenario que se recordará para siempre por todos los castellariegos y castellariegas.
2 comentarios:
Muy bien pensado y apoyo la iniciativa.
Las personas nacemos, crecemos y luego morimos. Al alamo del parque le ha pasado lo mismo, lo que hace falta que el proximo arbol vea crecer a nuestras proximas generaciones con mucha paz, salud, y bienestar.
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