lunes, 28 de junio de 2010
El AEPSA (Acuerdo para el Empleo y la Protección Social Agraria) es un programa anual de inversiones en las comunidades autónomas de Andalucía y Extremadura. Estos fondos son aprobados por el INEM y gestionados por los Ayuntamientos.Con respecto a los trabajadores que pueden optar a desempeñar estos trabajos, deben reunir tres requisitos fundamentales: estar dado de alta en el INEM, afiliado al Régimen Especial Agrario y, por descontado, ser trabajador agrario. La selección de la mano de obra en ningún caso se realiza por parte de las corporaciones locales sino por la oficina del SAE correspondiente a cada municipio, situación que siempre ha desencadenado reticencias por parte de los ciudadanos y ciudadanas.
En mi opinión entiendo perfectamente que el método utilizado en el reparto del trabajo provoque ciertas suspicacias. Mi modesto criterio es que, quizás, sea necesario una actualización en los programas utilizados por el INEM para este sistema de distribución laboral donde, de verdad, se estime primordialmente el tiempo sin contratación laboral, una mayor adecuación al puesto solicitado, una valoración exhaustiva de las cargas familiares, una prioridad a los trabajadores y trabajadoras que carezcan de jornadas suficientes para demandar el subsidio y, sobre todo, un vínculo entre las distintas administraciones el cual sirva para otorgar más derechos laborales a aquellas personas con menor poder adquisitivo.
Es evidente que el AEPSA es un vínculo de unión con el subsidio agrario, ya que el desempeño de este trabajo ayuda a la justificación de las jornadas para el posterior cobro de este subsidio, siendo también digno de mención que haya existido y exista fraude en el cobro de este subsidio el cual, claro está, debe perseguirse. Con todo no debemos engañarnos y considerar que el AEPSA es un elemento de lucha contra la pobreza en el ámbito rural y que, en su totalidad es una mínima parte de las subvenciones de la PAC, acaparadas mayoritariamente por latifundistas los cuales ocupan un nivel de vida suficientemente relajado, en gran parte, provocado por las propias subvenciones.
Esto indica que, actualmente, se hace indispensable un examen de las subvenciones de la PAC y que este examen conlleve que la adquisición de estas subvenciones traiga consigo, por ejemplo, unas obligaciones en materia de contratación laboral a partir de un determinado número de olivos.
Independientemente de esta crítica constructiva no debemos desmejorar el esfuerzo económico de las administraciones en este sentido. Este año en Andalucía se van a invertir 138,6 millones de euros, además de la cuantía a desembolsar para los materiales de las distintas actuaciones municipales en materia del AEPSA, e incrementando la cuantía económica dirigida a sufragar el subsidio agrario.
Reconozco que este enrevesado laboral y subsidiario provoca aceptación por un lado y rechazo por otro pero si, por un lado, los olivareros reciben unas subvenciones y solicitan ayudas para activar la subida del precio del aceite, creo que es justo y necesario que los trabajadores agrarios eventuales tengamos posibilidades de obtener un contrato de trabajo con un mínimo de estabilidad laboral y económica. En mi opinión, una petición justa y coherente.
6 comentarios:
Tienes razón en todo lo que comentas, ya es hora que poner las cosas en su sitio y de que trabaje quien de verdad lo necesite. Estoy de acuerdo contigo. Enhorabuena por tu blog y sigue informándonos de todo lo que refiere a Castellar.
Si no fuera por estas alludas el mundo rural habia reducido bastante el numero de habitantes, la gente abria emigrado a otras zonas, este tipo de subsidio es muy positivo para las zona.
¿Qué tal Pedro?
Tu blog, aparte de tenernos informados, de alguna manera, sobre las cosas de Castellar, tiene una gran sensibilidad social que se demuestra en cada uno de tus post, o mejor en casi todos ellos, especialmente los dedicados a problemas del pueblo.
Espero no cansarte, ni aburrir a quien entra en tu blog, si repito mi felicitación por este post también. Pido disculpas, pero hoy es difícil encontrar a alguien que se preocupe de defender temas sociales como los que tu tratas.
Este de ahora da en la diana al hablar de la utilización de las ayudas o subvenciones de la Política Agraria Común (PAC).
Mucho se habla del fraude en el cobro del subsidio agrario pero poco de la utilización de estas subvenciones que reciben los olivareros. Se nos llena la boca de criticar tal o cual fraude del subsidio agrario que es cierto, existen, pero pasamos de puntillas por el tema de las ayudas. ¡No interesa, Pedro!, como tantas cosas en este país que no queremos ni tocar, ni hablar, no se sabe muy bien el motivo. Solo nos acordamos de lo que afecta a los más desfavorecidos, a los jornaleros, a los trabajadores agrarios, pero a nadie se le ocurre hacer una reflexión sobre las obligaciones que comporta o que debería comportar recibir las subvenciones de la PAC.
Poco se puede aportar a lo que dices y espero que la lectura detenida de tu artículo haga pensar a más de uno. No lo dudes: se trata de una petición, no solo justa y coherente, sino también necesaria.
Un cordial saludo.
Muchas gracias de nuevo, Tonivegas. Creo que la gente de a pie, es decir, aquellos que viven de su trabajo, del jornal que desempeñan para poder sacar adelante a su familia, piensan igual que yo, simplemente porque yo también soy de ese grupo y creo "justo y necesario" (como tú bien dices) una reforma en este sentido. Es justo repartir pero más justo es un reparto proporcional dependiendo de la situación económica y social de cada ciudadano o ciudadana.
De lo mejor que he leído en mucho tiempo. Tu gente, incluyendo a quienes te leen, pueden estar orgullosos de ti: lo ha escrito un hombre.
Ah, enhorabuena.
Saludos.
A pesar de que para algunas familias el AEPSA le permite subsistir en su pueblo, sin tener que emigrar, a largo plazo este plan tiene tres graves inconvenientes,1º.- perpetua la miseria en el campo,2.- permite a los propietarios de los campos dedicarlos al olivar(donde se vuelve a necesitar subvenciones) donde solo necesitan mano de obra unas semanas, y 3º se pone en manos de los políticos locales una herramienta de compra de votos, con las famosas peonadas, a veces injustificdas.
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