El 23 de agosto pudimos ver, gracias a un amigo, el Libro de Fiestas de Castellar del 1967. Hoy os pongo un enlace al Libro de Fiestas que se publicó en 1.968, siendo Alcalde José Muñoz Vicent. Espero sea de vuestro interés.
Con tu permiso Pedro un comentario no se si breve... Este año de 1968, fue año personalmente agridulce. Muy difícil por un lado, desde el punto de vista familiar y muy personal, desde el de haber perdido a un hermano muy querido y a la vez de despegue de mi vida preadolescente, desde otro lado.
Como vemos, en el programa, fueron unas fiestas muy apagadas y aferradas a lo puramente tradicional, con pocas innovaciones. Se anuncia un partido de fútbol entre un “Equipo de Juventudes” que no era tal sino el equipo de fútbol de la JARC (Juventudes de Acción Rural Católica), que vestía una camiseta blanquiverde y del que mi hermano era portero. La JARC era uno de los movimientos más avanzados, entonces, de la Iglesia Católica surgida del Concilio Vaticano II, aunque muchos no éramos conscientes de ello, como tampoco lo éramos de la férrea dictadura en la que vivíamos.
Cuando he leído el comentario de la Comisión de festejos, un breve escalofrió ha recorrido mi cuerpo: muchas dudas, contradicciones, por otro lado humanas, y sobre todo una incertidumbre, reproches velados, y una falta de rumbo por dónde ya caminaba España en esa época. Se habla de la bravura del toro, y parece querer hacerse un símil con la “bravura” contenida en determinados valores del ser humano.
Sin duda ese escrito merece un análisis más serio y profundo, incluso un análisis sociológico de aquella España y aquel pueblo. Todo esto cuando ya habían llegado los planes de desarrollo, cuando aparentemente España estaba despegando económicamente y cuando había llegado la era del plástico y del petróleo.
Recomiendo, desde mi muy humilde opinión, una lectura sosegada y ¿por qué no? respetuosa del citado texto. Se sacarán sustanciosas conclusiones de lo que era nuestra vida en aquellos años.
Gracias Pedro por recuperar esta pequeña parte de la historia del pueblo. En contra de lo que alguna gente se cree las fiestas de los pueblos son algo muy importante que reflejan y toman el pulso del pueblo en cada momento y en cada situación.
Por eso ningún dirigente que se precie debe olvidar la importancia de las fiestas para sus pueblos. Estas de alguna manera son la revalida de todo un curso y quedarán, aunque no lo crean, para la posteridad.
Muchas gracias, Antonio. Me honras con tu presencia en mi blog.
Cuando leí el escrito de la Comisión de Fiestas del 1968 tuve unas sensaciones muy parecidas a las tuyas. Noté una preocupación evidente, por parte de la Comisión de Fiestas, hacia esa seña de identidad que es la Fiesta Nacional, aunque reflejeran frases como "...su enorme fuerza estabilizadora", "...algo que permanece por la fuerza irresistible de su esencia", "...andando el tiempo se convierte en símbolo", haciendo referencia a la fiesta del toro bravo. Sin duda querían elevar las voces para evitar su deterioro.
Totalmente cierto que con esas pocas palabras se sacan numerosas conclusiones, numerosos valores y también, porqué no decirlo, numerosos sentimientos.
Saludos y gracias por dejarnos tu magnífica opinión.
2 comentarios:
Con tu permiso Pedro un comentario no se si breve... Este año de 1968, fue año personalmente agridulce. Muy difícil por un lado, desde el punto de vista familiar y muy personal, desde el de haber perdido a un hermano muy querido y a la vez de despegue de mi vida preadolescente, desde otro lado.
Como vemos, en el programa, fueron unas fiestas muy apagadas y aferradas a lo puramente tradicional, con pocas innovaciones. Se anuncia un partido de fútbol entre un “Equipo de Juventudes” que no era tal sino el equipo de fútbol de la JARC (Juventudes de Acción Rural Católica), que vestía una camiseta blanquiverde y del que mi hermano era portero. La JARC era uno de los movimientos más avanzados, entonces, de la Iglesia Católica surgida del Concilio Vaticano II, aunque muchos no éramos conscientes de ello, como tampoco lo éramos de la férrea dictadura en la que vivíamos.
Cuando he leído el comentario de la Comisión de festejos, un breve escalofrió ha recorrido mi cuerpo: muchas dudas, contradicciones, por otro lado humanas, y sobre todo una incertidumbre, reproches velados, y una falta de rumbo por dónde ya caminaba España en esa época. Se habla de la bravura del toro, y parece querer hacerse un símil con la “bravura” contenida en determinados valores del ser humano.
Sin duda ese escrito merece un análisis más serio y profundo, incluso un análisis sociológico de aquella España y aquel pueblo. Todo esto cuando ya habían llegado los planes de desarrollo, cuando aparentemente España estaba despegando económicamente y cuando había llegado la era del plástico y del petróleo.
Recomiendo, desde mi muy humilde opinión, una lectura sosegada y ¿por qué no? respetuosa del citado texto. Se sacarán sustanciosas conclusiones de lo que era nuestra vida en aquellos años.
Gracias Pedro por recuperar esta pequeña parte de la historia del pueblo. En contra de lo que alguna gente se cree las fiestas de los pueblos son algo muy importante que reflejan y toman el pulso del pueblo en cada momento y en cada situación.
Por eso ningún dirigente que se precie debe olvidar la importancia de las fiestas para sus pueblos. Estas de alguna manera son la revalida de todo un curso y quedarán, aunque no lo crean, para la posteridad.
Un cordial saludo.
Muchas gracias, Antonio. Me honras con tu presencia en mi blog.
Cuando leí el escrito de la Comisión de Fiestas del 1968 tuve unas sensaciones muy parecidas a las tuyas. Noté una preocupación evidente, por parte de la Comisión de Fiestas, hacia esa seña de identidad que es la Fiesta Nacional, aunque reflejeran frases como "...su enorme fuerza estabilizadora", "...algo que permanece por la fuerza irresistible de su esencia", "...andando el tiempo se convierte en símbolo", haciendo referencia a la fiesta del toro bravo. Sin duda querían elevar las voces para evitar su deterioro.
Totalmente cierto que con esas pocas palabras se sacan numerosas conclusiones, numerosos valores y también, porqué no decirlo, numerosos sentimientos.
Saludos y gracias por dejarnos tu magnífica opinión.
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