jueves, 25 de noviembre de 2010
No tuve la suerte de conocer a Gabriel Ángel como de verdad me hubiera gustado. Hoy su familia y amigos hablan de él con una honestidad aplaudible y con un entusiasmo inaudito... Y, ¿sabéis algo? Me pesa no haber conocido personalmente a este chico. Sí... ya lo sé, ya es demasiado tarde, pero me quedo con la generosidad de su mirada en esa foto de él colgada en "Castellariegos". Se le ve... era buena gente, buen chico y un buen castellariego..."Mi más sentido pésame a su familia y amigos". Una gran pérdida para todos.
Mi recuerdo con este poema de Antonio Machado, "Caminante no hay camino":
Todo pasa y todo queda
pero nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
Nunca persequí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...
Nunca perseguí la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...
Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso.
4 comentarios:
En primer lugar vallan por delante mis respetos a la familia y amigos de Gabriel-Angel. Tengo que decir que el acto que se celebro fue muy emotivo, sobre todo para aquellas familias que tienen algún familiar directo dentro de las fuerzas armadas, mi mayor deseo es que sea el primero y el ultimo que se tenga que celebrar en Castellar y a ser posible en todo el territorio español.
J.M.M
Hablando en términos generales y que alguien importante al mando debería tomar y no solo con dar una medalla por el mérito que ha mostrado esta persona, es "radicalizar" de una vez los accidentes mortales, porque este accidente se ha podido eliminar si el paracaidas de emergencia tuviera un dispositivo automático, según se establecen en los saltos de alta cota, porque según tengo entendido, los paracaidas de emergencia de todos los paracaidistas que van a realizar un salto de alta cota disponen de un dispositivo automático, por lo menos eso tengo entendido. Pero claro, disponiendo de un sistema manual, se pueden suponer muchas cosas y eso es un error garrafal que están teniendo los máximos responsables del territorio español, si lo que se pretende es que los que realizan este trabajo estén plenamente seguros. Así por desgracia al ser un sistema manual nunca se podrá descubrir la verdad, y con ello decir "donde digo, digo, digo diego".
Por eso yo soy una de las personas que también digo, que esta desgracia sea LA ÚLTIMA, porque como ocurran más, me demuestran que los máximos responsables se están riendo de las familias afectadas y sobre todo de un país.
Las Fuerzas Armadas españolas gozan de gran prestigio en Europa y en el mundo por su gran profesionalización y su preparación.
Nuestros ejércitos nada tienen que ver con aquellos de hace años en los que estaban muchachos inexpertos y mandos corruptos, con honrosas excepciones, que siempre las hubo. El ejército español está bien preparado y dispuesto a desempeñar altas misiones.
En muchas ocasiones se hacen maniobras y ejercicios que son necesarios en supuestos excepcionales. Tengamos en cuenta que los ejércitos se preparan para ese tipo de situaciones.
No nos metamos, pues, en charcos en los que nadie nos ha invitado ni nadie nos asegura que podamos salir. A ver si va a ser que todos sabemos de todo incluso de paracaídas.
Hoy por hoy estamos en una democracia plena y existen los mecanismos necesarios para detectar cualquier comportamiento erróneo o cualquier problema en el normal funcionamiento del ejército.
Por de pronto se habrá abierto una investigación judicial y una información reservada que aclarará todo.
En un ejército profesional como el nuestro, por desgracia, pueden ocurrir accidentes con resultados como este. En todos los ámbitos de trabajo ocurren, incluso con mucha mayor frecuencia, lo que no debe hacer que se baje la guardia para nada. Los accidentes laborales son una lacra, algunos de los cuales podrían ser evitables.
Para estudiar y decir eso están los especialistas y los órganos correspondientes.
En nuestro pueblo hubo un caso hace muchos años, de un accidente de aviación, del que la familia no se había enterado de que había habido un imprudencia temeraria con resultado de homicidio, falleciendo un joven soldado de 20 años. Todo lo prepararon y lo arreglaron para que pareciese un mero accidente.
Por casualidad, un hermano del fallecido, muchos años después, ya en la década de los noventa y esto había sucedido en el 1958, descubrió que todo había sido falso y que un compañero del fallecido había sido condenado como culpable a varios años de cárcel que nunca cumplió y a una millonaria indemnización que nunca se pagó, por que la familia estuvo ajena a todo y se le ocultó todo el proceso.
Hoy por suerte no ocurriría una cosa así. Sería casi imposible y tendrían que ocurrir una serie de errores y negligencias en cadena que serían detectadas más pronto que tarde.
En aquellos tiempos desde el principio se ocultó, se indultó al culpable y se archivó todo, una vez producido un consejo de guerra al que nunca pudo personarse la familia.
Mi homenaje para este chico valiente y todo mi apoyo para su familia que por desgracia en nuestro pueblo no ha sido la primera que ha pasado por algo parecido.
Lo único importante ya, es que permanezca el recuerdo de Gabriel para siempre y agradecer a Pedro, que con su sensibilidad, aunque no lo conociese apenas, haya sabido acercarnos a todos este drama familiar con el que nos solidarizamos y nos sentimos tan cercanos.
Mientras los hombres -decía Juan de Mairena- no sean capaces de querer la paz, es decir, el imperio de la justicia (la que supone una orientación metafísica y un clima moral que todavía no existen y que, acaso, no existan nunca en Occidente), una liga entre naciones para defender la paz a todo trance, es una entidad perfectamente hueca y que carece de todo sentido. Es algo peor. Es el equívoco criminal que mantienen los poderosos, armados hasta los dientes, para conservar la injusticia y acelerar la ruina de los inermes o insuficientemente armados. Cuando alguno de ellos grite: "¡Justicia!", se le contestará con un encogimiento de hombros, y si añade: "Pedimos armas para defendernos de la iniquidad", se le dirá cariñosamente: "Paz, hermano. Nuestra misión es asegurar la paz que tú perturbas, reducir la guerra a un mínimum en el mundo. Nosotros no daremos nunca armas a los débiles; procuraremos que los exterminen cuanto antes".
-Juan de Mairena-
(DON ANTONIO MACHADO)
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