miércoles, 1 de mayo de 2013
Desde que en 1.889 se aprobara en el
Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París, esta
jornada en homenaje a los sindicalistas ejecutados en Estados Unidos por su participación
en jornadas de lucha reivindicativas por la mejora de las condiciones laborales,
el trabajador y la trabajadora han necesitado siempre tener una fiesta dedicada
a ellos/as en la que, además e históricamente, en los regímenes democráticos,
se siguen reivindicando mejoras y derechos laborales y se conmemoran hitos a lo
largo de muchos años, como el que da origen a este día.
El primero de mayo de 2013 en
España tiene algunas peculiaridades y es que, lejos de reivindicar mejoras
laborales, solo podemos reivindicar trabajo para los ciudadanos y ciudadanas,
para los y las jóvenes y, algo tan grueso e importante, como que hemos perdido todos
los convenios colectivos y las empresas no tienen obligación de renovarlos, según
la última y desdichada reforma laboral del Gobierno de Rajoy.
Pero hoy, lo más importante, es devolver
a los sindicatos la hegemonía que tuvieron en el mundo laboral y que nunca
debieron perder.
Y es que una dura campaña, aprovechando
la crisis actual, en muchos casos falseada y manipulada hasta la saciedad, por
parte de la derecha y de sus voceros mediáticos, nos ha llevado a debilitar a
los grandes sindicatos hasta el extremo.
Muchos ciudadanos y ciudadanas sin
percatarse de la situación a la que nos podía llevar semejante ejercicio
antidemocrático, ayudaron, con dosis altas de demagogia y populismo inyectadas
desde todos los medios ultraderechistas, a un intento de destrucción y
desaparición de los sindicatos. Por suerte no se ha conseguido del todo.
Es cierto que, como todas las
instituciones, en democracia, los agentes sociales y, por ende, los sindicatos
tienen que adaptarse y adoptar posturas de transparencia de cara a una mayor
credibilidad, pero no es menos cierto que esta ha sido una ocasión propicia
para desprestigiarlos en muchas ocasiones injustamente hasta llegar a un
debilitamiento tal que en muchas empresas solo existen de forma casi
testimonial.
Por eso este uno de mayo, desde aquí,
reivindico, reivindicamos unos sindicatos de clase, fuertes, con cuadros
formados en derecho laboral y dispuestos a defender al trabajador y a liderar
el mundo del trabajo.
Nuestro ánimo y nuestro apoyo para
tantos y tantas sindicalistas, obreros y obreras, que se han dejado lo mejor de sus
vidas luchando por el bienestar y por las conquistas sociales de los
trabajadores y de las trabajadoras en estos más de treinta años de democracia.
El trabajador, nunca podrá conseguir sus
reivindicaciones y objetivos si no existen unos sindicatos fuertes y organizados,
dispuestos a darlo todo para que el trabajo de los ciudadanos y ciudadanas sea
cada día más digno y seguro. Aunque existan partidos políticos que sigan
dilapidando nuestros derechos y nuestras conquistas, debemos mantenernos
fuertes y unidos para luchar contra aquellos que ataquen la dignidad de las
pesonas. ¡¡FELIZ 1º DE MAYO!!
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