domingo, 8 de julio de 2012
Muchas
son las voces, demasiadas diría yo, que llegan desde la derecha y sus palmeros
y que nos dicen que “¿pá qué eso de las Comunidades Autónomas?. ¡Nos ahorraríamos mucho dinero!”.
Pues
bien, desde la Constitución del 1978 se estructura el Estado en Comunidades
Autónomas dotadas de una autonomía y competencias propias y, también,
administradas por sus propios representantes. Y este hecho que considero importante, imprescindible…, no llegó sin
más. Mirad:
En
1847 ya se planteó agrupar las provincias en cuatro “gobiernos centrales”, pero
sin éxito.
Poco
después, en 1913, se propone que las provincias puedan mancomunarse. Ocasión
que aprovechan el País Vasco, Cataluña, Asturias y otras, pero la dictadura de
Primo de Rivera corta el proceso.
El
intento más claro de crear unas autonomías en España fue el de la Segunda
República, en cuya Constitución se reconocía el derecho a la autonomía, pero el
proceso fue lento. De los numerosos proyectos de autonomía que se presentaron,
se aprobaron el estatuto Catalán, en 1932, y el Vasco en 1936, en plena Guerra
Civil, y los dos sin ninguna consecuencia real.
Posteriormente
el régimen franquista eliminó toda posibilidad de conceder algún tipo de
autonomía a nadie. Hasta que murió el dictador y llegó la Constitución de 1978
que reanudó el proceso.
Por
tanto, estos datos históricos nos ayudan a conocer la verdadera identidad del
Estado de las Autonomías a lo largo de nuestra historia, hoy en entredicho por
la derecha más rancia de los últimos años.
Ante
todo este cúmulo de agravios hacia las Comunidades Autónomas, debemos tener muy
claro qué futuro, a medio y largo plazo, queremos para España y nuestras
Comunidades, olvidándonos de una vez por todas de que este debate no interesa a
nadie, cuando en realidad es de la incumbencia de toda la ciudadanía.
También
debemos tener claro que las Comunidades Autónomas utilizan el 75% del gasto
para la Educación, la Sanidad y los Servicios Sociales, financiación que hoy es
redistribuida por las propias Comunidades Autónomas, dependiendo del grado de
prioridad y, todas ellas, haciendo uso de la autonomía propia conferida en la
Constitución del 1978.
¿Por
qué el PP quiere redistribuir, o peor aún, eliminar las competencias
autonómicas e, incluso, las propias Comunidades Autónomas?
- En
primer lugar, porque el Estado de las Autonomías impulsó un modelo federal (más
Democracia y más igualdad) que, por falta de fuerza, no pudo culminarse. Ahora
los mercados y poderes económicos quieren aprovechar la crisis para imponer el
modelo que la derecha siempre ha defendido: que el poder político sea igual
y equivalente al poder económico.
- En
segundo lugar, como antes he referido, actualmente son las autonomías quienes
gestionan Educación, Sanidad y Asuntos Sociales. La derecha quiere
privatizarlos, desprestigiando a las Comunidades Autónomas, diciendo que son
caros, por lo que llegan los recortes económicos y lo que, a su vez, provoca un
caos administrativo y social que servirá para que los propios ciudadanos y
ciudadanas percibamos que las Comunidades Autónomas no sirven para nada.
Hay
otros argumentos de peso para mantener y potenciar, hasta incluso un Estado
Federal, las autonomías. Por ejemplo, que España es muy variada y cada región
tiene sus propias peculiaridades y necesidades, que pueden ser parecidas, pero
nunca iguales.
Otro
sería que la democracia debe basarse también en la cercanía física de los
órganos administrativos y políticos, y la inmediatez para resolver los
problemas político-administrativos de los ciudadanos, así como la propia
capacidad de decisión.
En
definitiva, el objetivo del PP y sus palmeros es evitar que el significado
“autonomía: capacidad de tomar decisiones sin intervención ajena. Conservar la
identidad (…)”, sea vea relegado al ostracismo. Ya están andando pasos para
conseguir su objetivo, con los planes de ajuste impuestos a los Ayuntamientos y
a las Comunidades Autónomas y, próximamente, con la regulación que propone el
PP en la Ley de Bases del Régimen Local que, por cierto, también tiene su repercusión en
las Comunidades Autónomas, es decir, menos autonomía.
Mientras
tanto permanecemos impávidos viéndolas venir y, ¿sabéis algo? Mañana ya será
tarde…
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