martes, 14 de enero de 2014
En situaciones de deterioro y hartazgo ocurren cosas como estas. Todos lo hemos visto en los telediarios y en las redes. Los vecinos de un barrio popular, un barrio grande de Burgos, Gamonal, se han rebelado contra su Ayuntamiento, o mejor para ser exactos, contra su Alcalde y su Equipo de Gobierno.
Para la política municipal esto
debería ser todo un ejemplo. No puede ser que los políticos municipales sigan
haciendo lo que les venga en gana a espaldas de un pueblo o una ciudad.
Se puede llevar un proyecto en un
programa electoral –a veces de una manera ambigua y difusa- y se pueden ganar
las elecciones después, pero un alcalde
es más que un político al uso, es alguien que debe estar mucho más cercano al
pueblo, a la ciudadanía, nunca alguien que se sienta empresario y promotor de
obras, únicamente. Las obras urbanísticas solo deben ser un campo más entre los
muchos sobre los que hay que trabajar en municipalidad y siempre con el
consenso del resto de grupos políticos y vecin@s del municipio. Se conseguiría
perduración en el tiempo y gastar recursos económicos con acuerdos entre las
partes.
Lo de este barrio burgalés es un claro ejemplo de realización de obras, más o menos faraónicas, a espaldas de un pueblo y por dudosos intereses. Cuando se gobierna un municipio hay que preguntarse siempre qué es lo que tu pueblo necesita de verdad y sobre todo hay que escuchar a l@s ciudadan@s, dialogar con ell@s y exponerles nuestros puntos de vistas para que opinen… No puede ser que un alcalde llegue y ¡zas!, hoy hago esto porque sí, porque quiero pasar a la posteridad como alguien importante que hizo una obra importante. ¿Pero era necesaria? ¿Era el momento oportuno? ¿Están de acuerdo, al menos, la inmensa mayoría, aquellos y aquellas a quiénes va dirigida?...
El Gamonal se ha rebelado, y con
razón, y es ejemplo del lento despertar de l@s español@s. Esa calle o avenida podría
necesitar, seguramente, una leve remodelación o conservación, pero no cambiar
su fisonomía, el uso, las infraestructuras… y hacer un aparcamiento para cobrar
20.000 euros a cada vecin@ que quisiera hacer uso de una plaza. ¿De donde los sacan? Todo eso además, con el índice
de paro elevado que sufren y los recortes que se producen en el Ayuntamiento,
resulta disparatado.
Lo podríamos extrapolar a algunas
cosas innecesarias e inútiles que se están haciendo en nuestro pueblo, incluso
a un proyecto que cambiaría la fisonomía, el urbanismo y la idiosincrasia de
Castellar sin consensuarlo, beneficiando a unos cuantos propietarios que
revalorizarán sus terrenos sin más acuerdo, sin más consenso que salvo con los
propietarios de esos terrenos. Y todo, haciendo caso omiso al asesoramiento de
los servicios provinciales correspondientes y ocultando a la oposición y vecin@s las negociaciones.
La prepotencia y las mayorías absolutas, a veces, dominan a los malos políticos….que no saben qué hacer con el poder que tienen y lo emplean de la peor manera. El político pasa de ser “amateur” a profesional cuando recibe un sueldo del erario público. A la profesionalidad hay que exigirle siempre mucho más.
Algún día haremos balance de las
obras que se han hecho en nuestro pueblo, sin tener en cuenta a l@s vecin@s, y
haciendo un gasto y un dispendio, que tras pasar unos meses o unos años, para
nada servirán ni se podrán sostener en el tiempo. Alguna incluso superflua y cargada
de ideología partidista.
Por eso, lo que en un pueblo se
haga no solo debe ir en el programa electoral, sino que hay que consensuarlo y,
sobre todo, exponerlo y hablarlo personalmente con l@s vecin@s. En una ciudad a
través de las asociaciones, y en un pueblo de la misma manera, e incluso
directamente con cada vecino y vecina afectados. Para eso solo hay que entender
que significa la palabra política y cuál es el trabajo de un político…
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